Un gesto que muchos de nosotros hacemos de forma natural, sin pensarlo.
En mis largos años trabajando en un hotel, y como director de departamento de alimentos y bebidas, cuidando la operación de los restaurantes, me tocó muchas veces observar todo tipo de clientes, y realmente cuando leí esta historia, entendí que la humildad, nos mantiene donde queremos estar y la conducta del ser humano, dice mucho mas que sus títulos obtenidos.
Basado en una historia real.
Serví como camarero durante once años. Entre las muchas cosas que he aprendido está, que el mundo se divide en dos categorías:
1.- Los que pasan el plato al camarero,
2.-Los que no pasan el plato al camarero.
Los que te pasan el plato son los que te ven, se dan cuenta que estás ahí. Normalmente incluso dicen «GRACIAS, como si les estuvieran haciendo un favor.
«Si el mesero se acerca 70 veces a tu mesa,
dale las gracias 70 veces»
Un gesto gratis, no cuesta nada, pero, es un gesto que lo dice todo.
Siempre me han encantado los que te pasan su plato porque casi siempre son personas con humildad, reconocen tu dignidad, no tratan al camarero como a un siervo, saben cuánta suerte hay en estar sentados ahí comiendo y disfrutando.
En mi vida me encontré en la mesa con mucha gente: escritores, políticos, a veces incluso personajes de televisión, y la mayoría de ellos, por poderosos e importantes, pasaban el plato, como otros tantos no lo hacían.
Todo esto es para decirles que, si la vida les brinda éxito, si llegaste a donde querías llegar, sigue siendo quien le pasa el plato al camarero.
La publicación original fue escrita por el profesor y escritor Enrico Galiano.