Para todos es conocido el águila, como una aminal que resalta por su majestuosidad, su grandeza o el poder que representa.
Hace algunos años leí una fábula muy inspiradora, que, aunque desconozco si sea cierto resulta completamente motivadora.
A continuación, la comparto con ustedes, juntando algunas reflexiones, para la práctica en la vida personal.

LA RENOVACIÓN DEL AGUILA
Según esta fábula, las águilas viven 70 años, pero a los 40 años tienen que tomar una difícil decisión, sus uñas se vuelven tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico, alargado y puntiagudo, se curva demasiado, apuntando contra el pecho y ya no le sirve. Sus alas están envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas, y para entonces, volar se le hace muy difícil.
Para este momento, solo tiene dos alternativas: abandonarse y morir, o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación, que consiste en volar a un nido en las montañas cerca de una pared, donde se sienta seguro, estando allí, el águila comienza a golpear con mucha fuerza su pico contra la pared hasta conseguir arrancárselo. Después de esto tendrá que esperar el crecimiento de un nuevo pico, con el que se desprenderá una a una sus viejas uñas, para lograr sus garras nuevas, con las que luego comenzará a desgarrarse sus desgastadas plumas.
Después de este largo y doloroso proceso, luego de curarse las heridas, y sanar sus cicatrices, se lanza nuevamente al vacío para enfrentar su primer vuelo de renovación y renacimiento.
MORALEJA
En nuestra vida para continuar un vuelo de victoria muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Donde debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos cuyo peso nos impiden avanzar. Solamente libres del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre nos trae.
Renovarse por dentro implica poner orden en el mundo mental, desechando los recuerdos de acontecimientos frustrantes o dolorosos para quedarnos solo con la experiencia de lo que aprendimos.
Para poner en orden, para renovarnos y alzar vuelo, hay que conocernos, saber quiénes somos, cuáles son nuestras potencialidades y a donde queremos llegar.
No hay necesidad de adaptarse al problema; siempre existe la posibilidad de librarse de él. Aunque el camino puede ser difícil, nuestro trabajo será enfrentar el desafió.
Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en los que parece que ya hemos dado todo lo que teníamos. Pareciera como si hubiéramos agotado nuestra creatividad y que ya no tenemos mucho que aportar a nuestra vida, a nuestro trabajo o a nosotros mismos.
Si sabemos lo que hay que hacer para aprovechar la oportunidad, ya podemos considerarnos afortunados. Sólo hay que hacerlo.
La decisión del águila, aun siendo un cuento, es un maravilloso ejemplo de las decisiones que debemos tomar en nuestras vidas. Nos quejamos. Nos lamentamos. Nos rebozamos en tristeza y desesperación. ¿Pero qué haces para escucharte? ¿Y para escuchar lo que quieres? ¿Qué haces para ser feliz?
Los cambios nunca han resultado fáciles para nadie, pero si los has pensado lentamente la decisión merecerá la pena.
“Los abuelos decían que las mejores decisiones se toman cuando se piensa lento y se actúa rápido.”
El águila debe tomar una difícil decisión en su vida. Tú, en su lugar, plantéate qué decisión tomarías. Si decides tomar la misma decisión entonces… tómala. No lo dudes. Sólo debes mirarte al espejo, tomar la decisión y confiar en ti mismo.
Hagamos como el águila: que se desprende de toda la carga del pasado, y empieza nuevamente renovado.