Las diferencias de educación y de clase establecen siempre una gran diferencia de procederes en las relaciones humanas. Esto no lo dice el Decálogo: lo dice la realidad.
Esta frase la leí en un vagón del metro en Madrid y pertenece a la primera parte del Capitulo V de una novela llamada, Viaje de novios.
Nos recuerda lo cierto de la importancia de las amistades, nuestro circulo mas cercano y la formación que recibimos en el hogar como los valores que nos permiten desempeñarnos y formar parte de una sociedad.
